¡Hola! Soy Susanna, tengo 30 años y soy de Vilassar de Mar, un precioso pueblecito de Barcelona, España. Estudié psicología e hice un Máster en Recursos Humanos.
Los últimos 10 años en España me había estado dedicando a la Formación y Desarrollo del Talento en diferentes empresas… Peeero desde hace un año y medio… ¡vivo en Sídney, Australia!
Me considero una persona alegre, de actitud positiva y open–minded. Madura y ambiciosa, aunque a la vez un poco chalada, ¡o eso dicen!
¿Por qué decidiste venir a Australia?
Como muchas otras personas, mis planes de futuro siempre habían sido llegar a tener un buen puesto de trabajo, una casa, un coche y una estabilidad económica. Por eso, durante años, estudié y trabajé duro para conseguirlo. Y con 29 años, ya había logrado mi meta. Sin embargo, me sentía vacía, me di cuenta de que no era feliz.
Mi amiga Cris, que trabajaba para YouTooProject siempre me decía: “¿Por qué no te vas a Australia?”
Y yo siempre le contestaba que estaba loca, que cómo iba a dejar mi trabajo, mi casa… hasta que un buen día decidí acabar con esa situación que tanto me aburría y dar un cambio radical a mi vida, así que ¡dejé mi trabajo, hice la maleta y me vine a Sídney.
Las tres cosas que más te gustan de Sídney:
En primer lugar, la gente. Hay mucha diversidad cultural, personas de todas partes del mundo, por lo que es súper interesante y enriquecedor hacer nuevas amistades y compartir experiencias. Además, se respira muy buen rollito, como dicen aquí: good vives. En cualquier lugar te recibirán con una amplia sonrisa.
En segundo lugar, la combinación de ciudad y la naturaleza. Sídney te brinda todas las facilidades de una ciudad y a la vez tienes la playa o montaña bien cerquita, ideal para hacer escapadas. Además, la city está muy bien comunicada y el transporte público funciona genial.
Por último, el clima, parecido al de España. Veranos cálidos, pero no asfixiantes (salvo algunos días puntuales) e inviernos suaves.
¿Qué has estudiado?
Estudié inglés, tenía claro que nada más llegar quería un buen empujón con el idioma. Es cierto que los cursos de idiomas te quitan mucho tiempo ya que tienes que ir a clase 20 horas a la semana, ¡pero merece la pena!
Estudiar inglés me sirvió para afrontar con más confianza mis primeros meses en Sídney.
¿Has mejorado tu inglés?
Llegué con un nivel intermedio y, después de 6 meses, conseguí sacarme el diploma de Cambridge Advanced English. Dedicándole un poquito de esfuerzo en la escuela más el uso del idioma en mi vida diaria, mi nivel mejoró muchísimo.
Hoy en día, mi nivel no es perfecto ni mucho menos, pero me desenvuelvo sin problema en mi vida diaria. Al principio, cuando tienes que comunicarte en una lengua que no es la tuya puede dar un poquito de miedo por si no sabemos decir algo o vergüenza por si cometes errores.
Mi consejo es que no os preocupéis por eso. Aquí la gente es muy comprensiva y paciente con los extranjeros. Además, estás en un país que no es tu casa hablando un idioma que no es el tuyo así que olé tus hue… ¡olé tú!
¿De qué has trabajado?
Mi primer trabajo fue en un puesto de paellas con el que íbamos a diferentes street food markets. Era muy interesante porque cada día visitaba una nueva ciudad. Después estuve casi un año como camarera en un restaurante español (no miento cuando digo que he comido más paellas en un año en Australia que toda mi vida en España). Ahora trabajo en una cafetería, más estilo aussie.
¡Nada que ver con la vida de oficina que tenía en España! Aunque nunca había trabajado en hospitality y mi inglés no era muy fluido, no me costó encontrar trabajo. Aquí se valora mucho más la actitud (que sea positiva y energética) que la experiencia.
Otra cosa que he aprendido es que el enviar currículums online funciona más bien poco, en cambio la mejor manera es salir a la calle con el currículum en mano, entrar en un establecimiento y preguntar por el mánager con una amplia sonrisa. ¡Seguro que así consigues al menos un trial (una prueba)!
¿Cuánto se cobra en Sídney?
Por lo que he visto, en hospitality se cobra una media de $25 AUD/hora y los festivos y fines de semana se suele cobrar un poco más. También depende de la zona o de si el restaurante es de mayor o menor nivel de fine dinning (cuanto más pijo, mayor sueldo).
Si sabes organizarte la economía, te da para vivir tranquilamente. Claro, todo depende de las horas que trabajes a la semana y lo que cobres, y también de tus gastos. Hay zonas donde los alquileres son más o menos caros, también depende de si compartes habitación o alquilas una individual, de si utilizas el transporte público, si sales más o menos a menudo a comer fuera…
Ventajas e inconvenientes de la Work And Holiday
Creo que cada persona tiene que escoger la visa en función de sus necesidades personales. A mí al principio me fue genial venir con la student porque quería hacer un curso que me diera un empujón en el idioma.
El inconveniente del visado de estudiante es que, si te matriculas a un curso de inglés intensivo, tienes que dedicarle mucho tiempo, ya que tienes que ir a clase 20 h a la semana. La asistencia siempre es obligatoria y está muy controlada. Además, si la calidad de la escuela es buena, te habrá costado dinero, ¡así que es mejor aprovecharlo!
Por lo tanto, no te quedan muchas horas para trabajar, 20 legalmente, por lo que cobras menos y ahorrar es complicado.
En mi caso, no tenía ni tiempo ni dinero para viajar (uno de mis objetivos en Australia). Por eso tenía claro que quería renovar visado y la W&H era perfecta para esta ocasión. Ahora que ya sé inglés, no estudio y puedo trabajar a full time, ¡y estoy logrando ahorrar!
Pero cuando complete el año de visa renovaré de nuevo con el visado de estudiante, ya que se adapta mejor a mis planes de futuro. No está en mis planes a corto plazo volver a España. Trabajar en hospitality ha sido divertido para una temporada, pero planeo volver a la psicología y creo que estudiando en Australia y quizá haciendo unas prácticas aquí será buena manera de introducirme en este campo.
Además, un inconveniente de la W&H es que no te permite trabajar con el mismo empleador más de 6 meses, por lo que es muy difícil encontrar trabajo estable a largo plazo.
¿Cómo has conseguido el alojamiento?
No fue nada fácil, pero estoy contentísima de tener habitación y piso propio. Cuando vine a Sídney por primera vez estuve compartiendo habitación y fueron 9 meses geniales, de hecho, algunos de mis excompis de piso son ahora como de la familia. Pero para mi segundo capítulo en Australia quise pasar a un next level y tratar de conseguir mi propio piso. Como digo no fue fácil, contacté con decenas de inmobiliarias, hice más de 20 inspections, y perdí la cuenta de cuántas applications envié.
Para aplicar, es decir, para tratar de conseguir el alquiler de un piso, te piden un montón de papeleo y datos: empleo (y referencias), historial arrendatario (y referencias), nóminas, comprobantes de ingresos y un largo etcétera. Y creedme, ¡llaman! Los agentes inmobiliarios llamaron a mi excompi de piso y a mi jefe para pedir referencias. ¡Eso no me había pasado nunca en España!
Comparto el lease (contrato) con dos amigos. En unas semanas vuelven a España así que sí, tendré que alquilar la habitación. ¿Algún interesado? 😉
¿Cuáles han sido los mejores momentos en Australia?
Sin duda los momentos compartidos con las amistades que he hecho aquí. Esas cervezas compartiendo aventuras, planes y sueños. Siempre comparo Australia con esa frase que decían en Gran Hermano: “en la casa todo se magnifica”. Pues lo mismo pasa aquí. Quizá sea porque estamos lejos de casa y de los nuestros, pero los lazos que creas con la gente que conoces son más intensos.
Además, esta es una ciudad en la que la gente va y viene, por lo que tratas de aprovechar al máximo el tiempo que pasas con ese colega que se ha convertido en un hermano y que pronto volverá a casa y ¡quién sabe si vuestros caminos se volverán a juntar!
¿Cuáles han sido los momentos más difíciles?
Siempre he sido una chica bastante independiente y creo que eso me ha ayudado en esta experiencia. Vine a Australia sola, sin familia ni amigos, y en Sídney no conocía a nadie y a pesar de ello han sido muy pocos los momentos de bajón. Por supuesto he echado de menos a los míos, pero lo cierto es que he estado tan ajetreada desde que llegué que el estar ocupada ha sido de ayuda para no pararte a pensar.
Destacaría dos momentos de bajón: navidades, y mi cumpleaños. En navidad porque es el único día del año en el que se reúne toda mi familia que vive dispersa por España y no se ven las caras en todo el año. Y en mi cumple porque justo cumplí los 30, que es una edad como muy “marcada” y eché de menos el poder celebrarlo con ellos.
Mi consejo para esos momentos de bajón: es OK estar mal, sentirse triste, echar de menos. Es una experiencia bonita pero intensa y de vez en cuando necesitamos liberar todas esas emociones. Así que, si tienes que llorar, llora y desahógate. ¡Pero sin estancarse! Cuando estés más calmado levanta la cabeza, ármate con una sonrisa y sal a tomar una cerveza con ese “mate” que siempre te arranca una carcajada :)
¿Qué has aprendido en esta aventura?
Que todo es posible. Siempre había querido hacer algo así pero, por una excusa u otra, no lo había hecho antes. Al final lo he hecho y… ¡he sido capaz! Capaz de venir a la otra punta del mundo sola y empezar de cero en una ciudad desconocida en el que se habla un idioma que no es el mío… me ha dado confianza en mí misma.
Que nunca es tarde. He dado el salto con 30 años, edad en al que se supone que “has sentado cabeza” y tienes una estabilidad en tu vida y en cambio lo he dejado todo para empezar de cero en un nuevo país… ¡y no podría ser más feliz con mi situación!
Valorar lo inmaterial. Para poder costearme los gastos de mi viaje tuve que vender todo lo que tenía en casa y hasta mi coche. Fue duro al principio porque me tenía que desprender de las cosas que tanto esfuerzo me había costado obtener. Pero cambié el chip y me di cuenta de que eran solo cosas materiales, y que su valor lo estaba invirtiendo en una aventura que a la larga me aportaría muchísimo más. Por otro lado, el saber que toda tu vida cabe en una maleta y que no te ata nada ¡te da una sensación de libertad indescriptible!
¿Tienes contacto con aussies?
No demasiado. La mayoría de los amigos que he hecho en Sydney son overseas, es decir, personas de mil lugares diferentes del mundo. Aunque sí conozco algún que otro aussie.
¡En general son todos muy simpáticos y amables! Es cierto que su acento y slang cuesta de entender pero, no worries! Son muy comprensivos y tienen mucha paciencia.
¿Tuviste un Local Advisor cuándo llegaste? ¿Qué piensas de su papel?
¡Sí, Sandra! Ella me acompañó al banco a abrir una cuenta, a comprar la tarjeta SIM para tener número australiano, me ayudó a solicitar el Tax File Number y hasta me ayudó a comprar mi primera Opal Card (el abono de transporte público).
La verdad es que tener un Local Advisor que te ayude nada más llegar es un puntazo. Todos andamos como gallina sin cabeza al principio, y el tener a una persona que te eche una mano con los trámites básico y te dé algún consejillo se agradece enoooormemente.
¿Qué aconsejas a la gente que acaba de aterrizar en Australia?
Actitud positiva y realista. No es sencillo dar el salto, pero tampoco tan difícil. Con esto me refiero a que hay que venir teniendo claro que te lo vas a tener que currar, nadie va a llamar a tu puerta para ofrecerte casa y trabajo.
Vas a tener que patearte la ciudad de arriba abajo y soportar alguna que otra decepción, pero con un poquito de esfuerzo son muchísimas las oportunidades que surgen y al final todo resulta ser mucho más fácil de lo que parecía.
Escribe lo que quieras
Si estás pensando dar el salto y vivir una experiencia como la mía, deja de pensar, ¡hazlo! Why not? Deja de lado todos esos “peros” o “y si” y arriésgate. Tienes mucho que ganar y poco que perder. Siempre tienes la opción de volver a casa, aunque aviso… ¡Australia engancha!